Defensa personal al ser disparado al rostro del agresor, ataca en ojos, cavidades nasales, piel, garganta y sistema respiratorio.
Lo que hace en el cuerpo es provocar una profunda irritación, una sensación de picazón muy molesta y un ardor generalizado sobre todo en las vías respiratorias. Produce ceguera temporal, irritación en piel, ojos y tos incesante.
Al hacer contacto con ojos, labios, lengua y fosas nasales, produce calor instantáneamente, confundiendo al agresor.